La sonrisa de un niño, no tiene precio, y más durante la Navidad. Los pequeños de la casa desprenden ilusión y se portan mejor que nunca sabiendo que los Reyes Magos de Oriente los vigilan. Como su comportamiento ha sido ejemplar durante todo el año, nadie lo duda, elaboran largas listas de regalos para sus Majestades. El pasado dos de enero, Melchor, Gaspar y Baltasar recibieron a varias docenas de niños en la sede del Centro Asturiano de A Coruña para que pudieran hacer sus pedidos de última hora. Los tres Reyes recogieron las cartas y escucharon atentamente los argumentos de porqué, cada uno de los pequeños, había sido el más bueno del mundo.
Llegaron puntuales a las seis y media montados en unos modernos quad-camellos. Durante casi una hora escucharon atentos a los niños, que iban uno por uno sentándose en las piernas de los Reyes Magos. Repartieron caramelos y, sobre todo, mucha alegría.
Cuando se fueron, era la hora de la merienda y el Centro Asturiano ofreció chocolate con churros a los niños y los no tan niños. Entre churro y churro, manchón a la camisa y juegos por aquí y por allá.
Una tarde llena de emoción y muy divertida, en la que el Centro Asturiano se llenó de niños y alegría.
Llegaron puntuales a las seis y media montados en unos modernos quad-camellos. Durante casi una hora escucharon atentos a los niños, que iban uno por uno sentándose en las piernas de los Reyes Magos. Repartieron caramelos y, sobre todo, mucha alegría.
Cuando se fueron, era la hora de la merienda y el Centro Asturiano ofreció chocolate con churros a los niños y los no tan niños. Entre churro y churro, manchón a la camisa y juegos por aquí y por allá.
Una tarde llena de emoción y muy divertida, en la que el Centro Asturiano se llenó de niños y alegría.